Paradigma deportivo libre de humos

Transformado en eléctrico, el Porsche Macan continúa siendo la gran referencia de los SUV de altas prestaciones

Nada hay más poderoso que la fe de un converso. Y, en cierto modo, el Macan lo es. Nacido como SUV de combustión, acaba de reaparecer transformado en eléctrico. Es el segundo modelo de Porsche, tras el Taycan, en abrazar el nuevo método de impulsión sin emisiones, erigiéndose en uno de sus mejores embajadores. El constructor alemán propone dos variantes del modelo. La Macan 4 (85.382 €) entrega 408 CV y promete 613km seguidos; la Macan Turbo (116.914 €) suministra 639 CV y acredita 591 km de autonomía.

La metamorfosis del modelo depara un cambio de registro estético, ahora bastante más vanguardista aunque coherente con el diseño que sigue haciendo apetecible a la generación precedente. Muestra una imagen algo más refinada y vigorosa, acorde a lo que cabe esperar de un SUV tecnológico y deportivo actual. Con la nueva concepción, el Macan ocupa 4,784 metros de largo y 1,94 de ancho, alza el techo a 1,62 y distancia los ejes 2,89. Esas cotas añaden dos centímetros de anchura y estiran seis la eslora; más aumenta la batalla, que gana ocho centímetros, lo que sin duda fomenta la habitabilidad a bordo. La cabina permite acomodar a cinco adultos, acompañados de abundante equipaje: a los 540 litros del cofre posterior se suman los 84 del hueco delantero (84); entre ambos ofrecen 147 litros más que la remesa anterior.

El Macan exhibe una silueta esbelta, definida por el trazo sinuoso que recorre la proa, trepa por el capó y el parabrisas y discurre luego por el techo, para terminar declinando a popa y rematando la hechura cupé. Buena parte de la identidad del modelo reside en su frontal agudo; carece de parrilla, pero luce una gran toma de aire. El conjunto se completa con las aletas prominentes y el generoso calzado, con ruedas traseras más anchas, como cabe esperar en un automóvil de estas características.

En el caso de Porsche, la movilidad sostenible es compatible con la deportividad. Lo demuestra un Macan con potentes motorizaciones y centro de gravedad rebajado, para fomentar el dinamismo y afianzar el aplomo. Sus dos versiones cuentan con tracción integral. Los bloques eléctricos, uno por eje, se controlan por medio de la electrónica de potencia, prácticamente en tiempo real. El sistema Porsche Traction Management trabaja cinco veces más rápido que una tracción total convencional, llegando a contrarrestar un eventual deslizamiento al instante (en 10 milisegundos). El reparto de la tracción a las cuatro ruedas responde según el modo que el usuario selecciona previamente en el programa de conducción.

La versión Turbo garantiza la motricidad, la estabilidad y el dinamismo lateral gracias al Porsche Torque Vectoring Plus, un bloqueo de diferencial controlado electrónicamente en el eje trasero. Asimismo, esta variante más potente monta de serie suspensión neumática, provista de control electrónico de la amortiguación Porsche Active Suspension Management, que emplea amortiguadores con tecnología de dos válvulas. Puede combinarse con la suspensión optativa de muelles de acero.

El Macan dispone por primera vez de dirección en el eje trasero, recurso opcional que ofrece un ángulo máximo de cinco grados. Su aportación propicia reducir a 11,1 metros el diámetro de giro al maniobrar en tráfico urbano. A velocidades más elevadas, este sistema contribuye a mejorar la estabilidad y la direccionalidad en curva.