El líder pone buena cara

Nissan retoca las facciones del Qashqai, beneficiado por un diseño más conmovedor y acorde a la moda. La gama motriz mantiene la variante e-Power de 190 CV y las microhibridadas con 140 y 158 CV

El Qashqai quiere ser más líder. Promotor y referente obligado de la categoría SUV, el modelo medio de Nissan continúa encaramado a lo más alto del escalafón de ventas. Esa posición de privilegio se verá reforzada a partir de ahora por el estreno de una nueva remesa con imagen más moderna y conmovedora. No es un salto generacional, pero sí un ambicioso cambio de imagen que comporta valor añadido al modelo.

Con 375.000 clientes sumados por las tres generaciones, el Qashqai recibe una completa puesta al día estética, que comienza por la cara. Esta gana expresividad con la adopción de una gran parrilla trapezoidal que ensambla escamas metálicas brillantes, emulando el patrón de las antiguas armaduras japonesas para generar un efecto tridimensional. La escoltan unas ópticas afiladas -disponen de tecnología matricial adaptativa en los acabados superiores-, sostenidas por una secuencia de pilotos LED que conforman la rúbrica lumínica diurna.

Lo surte una pequeña batería (2,1 kWh brutos) que no es preciso recargar en un enchufe. Asume esa función un motor auxiliar de gasolina -tres cilindros turbo de 158 CV-, que hace las veces de generador de electricidad.

El invento aporta una respuesta suave, lineal y resolutiva, propia de los coches eléctricos. La fórmula de impulsión mixta e-Power acredita registros de consumo de 5,1 a 5,3 litros a los cien, que deparan una horquilla de emisiones de dióxido de carbono entre 117 y 120 gramos por kilómetro. Como reconoce Nissan, es “una tecnología de transición para clientes que aún no están listos para acceder al vehículo 100% eléctrico”.